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D O N A A Q U I !

F A C E B O O K

Apu Pariacaca

"Otro ídolo hay tras este, que lo es de toda la Provincia.  Y en esta de Huarochiri lo es el famoso Pariacaca que es un pedazo de Cordillera nevada bien conocida de cuantos han pasado a este reino porque se pasa por ella desde esta ciudad a la del Cuzco y es un cerril como pan de azúcar cubierto de nieve"

- Avila, Peru 1611.

Nevado Pariacaca vista desde Tanta

La primera vez que lo vi fue en nuestra primera mañana en Tanta.  Cuando viajamos para hacer el video para la campaña en Pozible, llegamos de noche por lo que no me percaté. Pero a la mañana siguiente, con un cielo despejado y algo de resolana, lo vi.  
Imponente, gigante, hermoso; El Pariacaca. 

Había algo en esa monumental parte de la cordillera que me llamó demasiado la atención, no podía dejar de mirarla.  Le pregunté al pequeño Piero sobre ella, en ese momento no sabía sobre el Manuscrito de Huarochiri, ni sobre todas esas leyendas escritas en el texto traducido al español por Jose María Arguedas.  

Piero me contó una historia relativamente reciente.  Se trataba de una excursión escolar hacía algunos años.  El colegio de Tanta llevó de paseo a su promoción al nevado, luego de la caminata respectiva llegó al Pariacaca un grupo de aproximadamente 20 adolescentes, entre los cuales 4 señoritas empezaron a sentirse enfermas.  Los adultos acompañantes del grupo, asumieron que se trataba de mal de altura, así que les dieron a las niñas hojas de coca para chacchar.  Sin embargo las chicas no mejoraron y empezaron a hablar sobre un "gringo" que las llamaba.  Pedían a gritos que las dejaran acercarse más a la cumbre del Nevado.  Los responsables del grupo decidieron abordar misión y volver al pueblo, pero eso no solucionó el malestar de las estudiantes quienes siguieron enfermas durante varios días pasado el viaje.  Delirios, alucinaciones, visiones y malestar de altura acompañaron a las jovenes durante un par de semanas después de la excursión y como en todo pueblo chico el infierno es grande.  La historia pasó de boca en boca hasta volverse una leyenda urbana sobre el Pariacaca.  
Desde ese momento, todo aquel que pregunte sobre el nevado en Tanta escuchará la historia de la excursión escolar y si insiste en realizar la caminata hacia el nevado, será mejor que lleve ofrendas  y haga el respectivo pago a la tierra.

Es que es innegable la importancia e influencia que esta montaña tiene para la zona. Arguedas, en el Manuscrito de Huarochirí, nos cuenta como El Pariacaca, un ser poderoso, castigaba a los hombres malintencionados privándolos de agua y premiaba a mujeres a cambio de amor.  Por ello, su adoratorio fue uno de los más importantes en la época de los Incas.  Por ello también, por sus faldas cruza el Camino Inca;  que en la época del Tahuantinsuyo comunicaba a todo el Perú con el centro del imperio, el Cuzco.  Ese camino, aunque en la actualidad este muy deteriorado, descuidado y en vías de desaparecer si no se empieza a trabajar al respecto.  Aún mantiene la importancia de la tradición.  
Aún existen personas que trabajan para difundir su cultura y dar a conocer caminos como este. Antonia es una de esas personas.  Ella es una "arriera del Pariacaca".  Empezó a hacer caminatas al pariacaca desde los 11 años, cuando acompañaba a su padre a que hiciera trueque con las localidades vecinas.  Ahora, a sus 30 años, fue premiada por el ministerio de cultura como "Personalidad Meritoria de la Cultura" "Por su valioso aporte a la continuidad del sistema tradicional de arrairaje de llamas" Pero de Antonia, hablaré a detalle más adelante.
Además de su cercanía con el Camino Inca, el Pariacaca y sus lagunas proveen de agua a los poblados aledaños, Tanta es uno de ellos.
Existirá alguna relación entre las leyendas del Pariacaca y lo ocurrido con las muchachas de la excursión? Será que el Pariacaca sigue tratando de atraer a las mujeres a cambio de su amor?

Una vez instalados en la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, nuestro "barrio" (el cual compartiamos con Don Teodoro y su familia) resultó estar ubicado muy cerca al Nevado.  (a 2 km aprox) 
Por lo que tuvimos una jornada de trabajo enterita en un llano al pie del Apu Pariacaca.
De todos los paisajes conocidos durante la elaboración de este proyecto.  Este Nevado ha sido una de las cosas más imponentes e impresionantes que pude encontrar.  

Estar al pie del mismo fue como si la naturaleza nos gritara su grandeza.
Sin embargo,  no hubo ningún tipo de encantamiento que me afectara al estar cerca a él.  Tal vez, no me acerqué lo suficiente o tal vez el majestuoso aceptó contento mi ofrenda. Sea como sea, el único "gringo" que vi, fue el Sharpie.



Un Tuntunero bailando al pie del Pariacaca




Así se ve el Apu Pariacaca


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Teodoro del Valle


Esa noche, una vez más, no pude dormir.  Esta vez el miedo a los pumas y zorros estaba superado en un 72%.  Fue la lluvia y el viento quienes se encargaron de mantenerme en vela.
Normalmente no puedo dormir porque escucho autos, bocinas, silbidos, hasta altas horas de la madrugada.  Esta vez, fue la naturaleza pura quién me quitó el sueño.  
Nunca había escuchado el agua de manera tan intensa o el viento soplar tan fuerte.  A la mañana siguiente nos dimos cuenta que la humedad había sido tan agresiva por la noche que logró sobrepasar las dos capas impermeables de la super carpa (para acampar hasta en Alaska) que nos presto Omar.

Ya de día, luego del respectivo té de las mañanas y el picnic de desayuno.  Cada uno estaba listo para empezar con sus labores.  Las mías, basicamente consistian en reconocer la zona, grabar paisajes y tratar de encontrar a algún "vecino" para poder entrevistarlo.  Es importante resaltar que era nuestra primera mañana despertanto en ese "barrio" y hasta el momento nuestros únicos compañeros eran los animalitos.  Muchas aves que no supe reconocer, llamas, alpacas, insectos de muchos colores y peces.  Eran algunas de las especies que podíamos ver.

Sin embargo, dicen que donde hay llamas, alpacas y ovejas siempre hay un pastor.  Esta vez no fue la excepción. 
Don Teodoro hizo su aparición de manera muy elegante, con dos caballos hermosos, dos animales imponentes con pelaje brilloso y sin ningún tipo de montura o corte de pelo extraño.  En primera instancia olvidé parte de mi misión del día y me distraje con lo llamativo de sus criaturas.  Pero luego de unos minutos, volví a mi labor Peripherica y lo convencí de que me acompañara a una caminata para poder entrevistarlo.  A pesar de su timidez, Don Teodoro aceptó con muy buena onda.




Don Teodoro en la fachada de su casa


Así fue como, caminando por una colina con vista a la laguna Piticocha, Don Teodoro me contó como él es parte de la tercera generación de su familia viviendo en la Reserva.  Cómo construyó con sus propias manos parte de los canales artificiales que irrigan en valle y los bofedales.  Canales que empezó a construir con su padre, a la edad de 15 años y que hoy, luego de 40 años de trabajo aún sigue manteniendo.  

Teodoro al igual que sus familiares y los demás habitantes de la Reserva Paisajística, viven de la ganadería.  Tienen que asegurarse que sus animales tengan la mejor calidad de pasto siempre, es por ello que tienen una manera organizada de alimentarlos para no depredar los recursos del suelo y alimento de su ganado.  

Por ello las caminatas son siempre diferentes.  El primer día que lo observé, su ganado pastaba alrededor de nuestra carpita.  Era bonito ver a todos esos animalitos libres comiendo a su antojo hasta la puesta del sol.  La segunda vez que lo encontramos, Teodoro caminaba con su ganado a orillas del Piticocha, una laguna que tiene una vista impresionante del nevado Pariacaca.  La idea es rotar de zona para darle tiempo al pasto de crecer lo suficiente.

En esa zona del valle, Don Teodoro y su familia: Su madre, 6 hijos, 4 nietos y 6 hijos políticos.  Son los únicos habitantes.  
Digamos que sus vecinos más cercanos viven a unos 4 km por el sur y a 8 km por el norte (aproximadamente).  Pero, a pesar de la distancia, la historia es muy parecida.  Familias que viven de su ganado en el valle y trabajan al 100% en y por ellos.  
Algunos de estos ganaderos son parte de una comunidad y se turnan la labor de vivir en la "Estancia" (la casa en el valle).  Cada comunero, con su familia, deja su casa en el pueblo y se muda a la estancia por, entre uno y tres meses.
En ese tiempo se dedican a salir a pastar al ganado de la comunidad, mantener los canales de irrigación activos y asegurarse de proteger a los animalitos de pumas y zorros que acechan por las noches.

Don Teodoro, por su parte, pertenece al pueblo de Huachipampa, localizado en el distrito de San Lorenzo De Quinti, perteneciente a la provincia de Huarochiri.   Una localidad nueva que él y otros habitantes de la reserva (de la zona perteneciente a Huarochirí) han formado.  Esta iniciativa se debe a la necesidad de un punto de encuentro entre ganaderos y otros habitantes de la reserva,  para tener un sistema organizado que les permita estar unidos ante cualquier adversidad.

Sin embargo,  Teodoro vive y vivirá  en la Paisajística Nor Yauyos Cochas, como lo ha hecho durante toda su vida.   
El,  camina con sus animales durante todo el dia, se sienta a la sombra de las rocas para verlos pastar acompañado de sus dos perritos que lo siguen a todas partes.  Luego vuelve a su casa en donde su esposa lo espera con un plato de canchita serrana y charqui de oveja caliente.  La misma merienda que compartieron conmigo cuando los fui a visitar.



Charqui con canchita





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para llevar.


Estoy tan acostumbrada a encontrar como tres restaurantes por cuadra que no había profundizado en el hecho que el lugar que visitaríamos no tendría ningún tipo de construcción hecha por el hombre, más allá de algunas casitas de material noble ( y cuando digo "algunas" quiero decir una cada 3 a 5 km) y los bofedales.

Menos mal el buen Sharpie siempre lo tiene todo muy bien pensado.  
Así que fue él quien se encargó de elegir nuestro menú para los siguientes 4 días en la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas.
Como tendríamos que caminar entre 7 y 12 km, desde el punto en el que nos bajariamos del bus hasta el lugar en el que acamparíamos en una altitud de más de 4200 msnm. 
Creanme,  lo mejor fue llevar lo necesario.  Nada de ropa que combine, o dos pares de zapatos por si se moja un par.  
Toalla? Demasiado peso.

Así, cada uno cargaba:

Sharpie:

1. Mochila grande: Ropa, Colchón, Instrumentos de trabajo.
                             -------> 10kg aprox

2. Mochila chica: Gps, Comida
                             --------> 2kg aprox
3. Carpa :             --------> 3kg aprox

Total                    --------> 15 kg.

Mire:

1. Mochila: Ropa, Impermeable, Colchón, Materiales máscaras, Linterna, Comida
                             -------> 12 kg aprox
2. Mochila chica: Equipo de video, trípode.
                             --------> 4kg aprox
3. Sleeping :         --------> 1kg aprox

Total                    --------> 17 kg.

Es por ello que los alimentos a elegir, no solo tendrían que ser ricos en proteínas y grasas (debido a las bajas temperaturas por las noches) si no también livianos y pequeños. Mientras menos espacio ocuparan, más facil sería caminar con ellos.

Tratar de mantener un menú balanceado, rico en calorías y grasas vegetales fue lo que hicimos eligiendo los siguientes alimentos para nuestros picnics diarios:



Queso, almendras, palta, atún, té, plátanitos, canchita serrana, pan, cremas en sobre (champiñones, esparragos, etc) aceitunas verdes, chocolates, gomitas dulces, hojas de coca. 

Sharpie consiguió una cocinita miniatura que se encajaba a un balón de gas.  Con eso nos salvamos de morir de frio por las noches.  Pudimos tomar té cada mañana y sopa caliente cada noche.


La mini hornilla la compró en Arequipa a 60$ (en una de las dos tiendas outdoor del centro) y el balón de gas se puede conseguir a 20 soles en Pirqa de Miraflores, Lima.  


Después de nuestro primer treck :

1. Me quedó clarísima la metodología para seleccionar lo alimentos viajeros. 
2. Mi cuerpo generó un rechazo a primera vista, por los siguientes 10 días,  sobre cualquier tipo de fruto seco, queso o palta.

Mi paladar y todo mi cuerpo solo pedían comida de casa.  Cualquier cosa con arroz y un huevo frito encima estaría bien.  
Nuestra siguiente parada, la Tia de la tienda y su calientito nos estaban esperando con la solución más rica a ese problema.

Nuestra casita en medio de la Paisajística Nor Yauyos Cochas.
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