Esa noche, una vez más, no pude dormir. Esta vez el miedo a los pumas y zorros estaba superado en un 72%. Fue la lluvia y el viento quienes se encargaron de mantenerme en vela.
Normalmente no puedo dormir porque escucho autos, bocinas, silbidos, hasta altas horas de la madrugada. Esta vez, fue la naturaleza pura quién me quitó el sueño.
Nunca había escuchado el agua de manera tan intensa o el viento soplar tan fuerte. A la mañana siguiente nos dimos cuenta que la humedad había sido tan agresiva por la noche que logró sobrepasar las dos capas impermeables de la super carpa (para acampar hasta en Alaska) que nos presto Omar.
Ya de día, luego del respectivo té de las mañanas y el picnic de desayuno. Cada uno estaba listo para empezar con sus labores. Las mías, basicamente consistian en reconocer la zona, grabar paisajes y tratar de encontrar a algún "vecino" para poder entrevistarlo. Es importante resaltar que era nuestra primera mañana despertanto en ese "barrio" y hasta el momento nuestros únicos compañeros eran los animalitos. Muchas aves que no supe reconocer, llamas, alpacas, insectos de muchos colores y peces. Eran algunas de las especies que podíamos ver.
Sin embargo, dicen que donde hay llamas, alpacas y ovejas siempre hay un pastor. Esta vez no fue la excepción.
Don Teodoro hizo su aparición de manera muy elegante, con dos caballos hermosos, dos animales imponentes con pelaje brilloso y sin ningún tipo de montura o corte de pelo extraño. En primera instancia olvidé parte de mi misión del día y me distraje con lo llamativo de sus criaturas. Pero luego de unos minutos, volví a mi labor Peripherica y lo convencí de que me acompañara a una caminata para poder entrevistarlo. A pesar de su timidez, Don Teodoro aceptó con muy buena onda.
Don Teodoro en la fachada de su casa
Así fue como, caminando por una colina con vista a la laguna Piticocha, Don Teodoro me contó como él es parte de la tercera generación de su familia viviendo en la Reserva. Cómo construyó con sus propias manos parte de los canales artificiales que irrigan en valle y los bofedales. Canales que empezó a construir con su padre, a la edad de 15 años y que hoy, luego de 40 años de trabajo aún sigue manteniendo.
Teodoro al igual que sus familiares y los demás habitantes de la Reserva Paisajística, viven de la ganadería. Tienen que asegurarse que sus animales tengan la mejor calidad de pasto siempre, es por ello que tienen una manera organizada de alimentarlos para no depredar los recursos del suelo y alimento de su ganado.
Por ello las caminatas son siempre diferentes. El primer día que lo observé, su ganado pastaba alrededor de nuestra carpita. Era bonito ver a todos esos animalitos libres comiendo a su antojo hasta la puesta del sol. La segunda vez que lo encontramos, Teodoro caminaba con su ganado a orillas del Piticocha, una laguna que tiene una vista impresionante del nevado Pariacaca. La idea es rotar de zona para darle tiempo al pasto de crecer lo suficiente.
En esa zona del valle, Don Teodoro y su familia: Su madre, 6 hijos, 4 nietos y 6 hijos políticos. Son los únicos habitantes.
Digamos que sus vecinos más cercanos viven a unos 4 km por el sur y a 8 km por el norte (aproximadamente). Pero, a pesar de la distancia, la historia es muy parecida. Familias que viven de su ganado en el valle y trabajan al 100% en y por ellos.
Algunos de estos ganaderos son parte de una comunidad y se turnan la labor de vivir en la "Estancia" (la casa en el valle). Cada comunero, con su familia, deja su casa en el pueblo y se muda a la estancia por, entre uno y tres meses.
En ese tiempo se dedican a salir a pastar al ganado de la comunidad, mantener los canales de irrigación activos y asegurarse de proteger a los animalitos de pumas y zorros que acechan por las noches.
Don Teodoro, por su parte, pertenece al pueblo de Huachipampa, localizado en el distrito de San Lorenzo De Quinti, perteneciente a la provincia de Huarochiri. Una localidad nueva que él y otros habitantes de la reserva (de la zona perteneciente a Huarochirí) han formado. Esta iniciativa se debe a la necesidad de un punto de encuentro entre ganaderos y otros habitantes de la reserva, para tener un sistema organizado que les permita estar unidos ante cualquier adversidad.
Sin embargo, Teodoro vive y vivirá en la Paisajística Nor Yauyos Cochas, como lo ha hecho durante toda su vida.
El, camina con sus animales durante todo el dia, se sienta a la sombra de las rocas para verlos pastar acompañado de sus dos perritos que lo siguen a todas partes. Luego vuelve a su casa en donde su esposa lo espera con un plato de canchita serrana y charqui de oveja caliente. La misma merienda que compartieron conmigo cuando los fui a visitar.
Charqui con canchita
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